Martín Claramunt ha sido una gran persona. De carácter original, extravagante, libertario y sin represiones para contar su vida y sus puntos de vista, se tratasen de lo que fuese. Padecía de una enfermedad hematológica poco común (porfiria tardía) que le afectaba al núcleo de sus glóbulos rojos, piel y músculos.
Esta enfermedad rara le impedía ser tratado con diversos fármacos y limitaba su dieta; siendo además agravada por el consumo de bebidas alcohólicas que desencadenaban crisis mayores de riesgo para su salud.
Martín convivió en Font Picant dos años y demostró ser una persona estupenda. Por sus alteraciones de orden emocional – también relacionadas a la enfermedad, combinada con el alcohol – resultaba extravagante y hasta exagerado, sin perder el respeto de nadie en las redes sociales.
Como nadie ha escrito desde su pérdida,, permítase-me escribir estas pocas líneas.